martes, 9 de septiembre de 2014

ANSIEDAD


Había una vez un gamusino que quería ser el vendedor más importante de mariposas. Él, tenía una idea en la cabeza: quería que las mariposas tuvieran luz propia. Esta idea le daba vueltas y vueltas por su cabeza desde que era gamusinito.

En cuanto pudo, abrió su propia tienda de mariposas. En la trastienda, tenía un taller donde día tras día probaba nuevos métodos para poder conseguir su propósito. Se obsesionó con ella de tal forma, que empezó a dejar de salir con los amigos, ya no dormía casi, y muchas veces se le olvidaba hasta comer.
Los "nervios" que alimentaban su ambición, le estaban empezando a traicionar y se apoderaban de él. Su carácter cambió también, la gente ya no quería ir a su tienda porque trataba muy mal a todo el mundo, e incluso sus propias mariposas habían perdido el color y la viveza que tenían. Siempre con ese mal genio, que a veces se transformaba en llanto cuando sentía que no podía más y encima su idea seguía sin ser algo real.

Al tiempo, se empezó a notar cansado, enfermaba a menudo, su ánimo seguía empeorando y para colmo las ideas no brotaban en su cabeza, se estaba quedando sin alternativas, rondándole por la mente continuamente ideas de fracaso y de desconcierto que le hacían sentirse peor aún. Un día pasó algo raro...
Es probable que llevara trabajando más de veinte horas seguidas, enfrascado en su labor, cuando sin darse cuenta se quedó dormido del agotamiento. Empezó a soñar con sus antiguos amigos...
-¿cuánto tiempo hacía que no salía con ellos a divertirse? Se vio relajado y sonriendo hablando de cualquier tema.
-¿cuánto tiempo hacía que no sonreía y desconectaba de mi trabajo? Y cuando acabó la cena se fue a dormir a su seta preferida.
- ¡pero que a gusto se está! ¿Cuánto tiempo llevaba sin descansar? De repente sonó un estruendo, había sido nuestro gamusino durmiente que despertó del golpe. Se había quedado dormido, era todo un sueño...
Ni siquiera sabía el tiempo que llevaba allí. Se entristeció aún más al darse cuenta. Pero algo había cambiado...

Se dio cuenta de que necesitaba todo aquello que había dejado de lado. El descansar, comer bien, hacer deporte, quedar con los amigos y sonreír era lo que le impulsaba a seguir creyendo en su sueño, proponiéndose no volver nunca a descuidarlo. Me consta, que al poco tiempo de que me contaran esta historia, nuestro gamusino consiguió su propósito, lo había tenido tan cerca todo este tiempo y ni se había dado cuenta.

Su mariposa de luz propia, había sido un éxito y aún las podemos ver por el campo, solo que para que su nombre fuera más comercial las empezamos a llamar luciérnagas.

Cuento de Alicia Martínez Montesinos


Adriana Mabel Torres
Prof. Autorizada Memoria Celular Método Goncalves
Terapeuta Flores Silvestres de América





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