viernes, 31 de octubre de 2014

jueves, 16 de octubre de 2014

RELATOS Y CUENTOS: METAS



La escalera del Deseo

Era una noche tranquila, pero el corazón de una persona estaba muy inquieto. Tenía una meta en su corazón, pero su mente estaba tan confundida que no sabía por dónde empezar ni cómo hacer para cumplir su meta. Esa noche, luego de dar muchas vueltas en la cama, se durmió. En el transcurso de la noche tuvo un sueño:

Él se encontraba en una hermosa pradera con árboles y un hermoso paisaje de montañas. Mientras miraba este hermoso paisaje, notó algo que le llamó mucho la atención: un gran grupo de personas que se dirigían hacia el mismo lugar. Avanzó unos pasos para ver hacia dónde iban y logró ver a la distancia una escalera que tenía su base en la tierra mas no se veía su final. Picado por la curiosidad se dirigió con el resto de la gente hacia el lugar.

En la base de la escalera había dos columnas que sostenían un cartel que decía: Bienvenidos a la escalera del deseo, en donde sus deseos serán cumplidos. Leyó atentamente el cartel y se decidió pasar para empezar a subir la escalera.

Al llegar a la base de la escalera, arriba del primer peldaño había un cartel que decía: VOLUNTAD: solo pueden ingresar a la escalera las personas que tienen voluntad de empezar a cumplir su deseo. La mayoría de la gente subía el primer tramo de la escalera sin dificultad, aunque algunos no poseían suficiente voluntad y dejaron la escalera.
Luego de subir un buen tramo de la escalera apareció otro cartel que decía: DECISIÓN: solo las personas que pueden decidir clara y decididamente podrán continuar. Algunas personas con falta de decisión quedaron atrás. No se decidían y titubeaban para emprender algo que los ayude a cumplir su deseo
Luego de subir varios escalones apareció otro cartel que decía: ESFUERZO: Solo pueden continuar las personas que están dispuestas a hace el esfuerzo necesario para continuar. Ahora era menor la cantidad de personas que pasaron este cartel, luego de varios escalones, más personas dejaron la escalera. Luego de pasar los peldaños del esfuerzo apareció un cartel muy especial, este decía: PERSEVERANCIA: solo los perseverantes llegarán al final. Lo que más le sorprendió en esta parte del sueño era que todas las personas pasaron el cartel. Pero, el tramo parecía interminable, uno a uno fueron dejando la escalera hasta que quedaron unos poquitos.

Luego de un interminable trecho apareció otro cartel que decía PRUEBA: aquí tu voluntad, tus decisiones, tu esfuerzo y tu perseverancia serán probadas. ¡Que tramo tan difícil! Muchas personas se desanimaban y dejaban de subir por las escaleras. Gran parte de las personas que llegaron a este punto de la escalera dejaron al primer obstáculo que se les cruzó.

Al fin terminó el tramo de PRUEBA y llegó a un cartel que decía META. Hacia los costados de la escalera se podía ver la pradera, las montañas y el cielo. Algunas personas al observar esto se tentaron con lo que les ofrecía esa hermosa vista y dejaron automáticamente la escalera. El resto de las personas que quedaron, pasaron el cartel de la meta. Luego de unos peldaños llegaron a una base plana. En el medio había como un altar y en medio de él, una llave. Luego del altar había una puerta que permanecía cerrada. En el altar había un letrero que decía: todo aquel que está dispuesto a cumplir su deseo, tome con su mano la llave y colóquela en la puerta.

Ansioso y motivado por la curiosidad acerca de lo que había detrás de la puerta, tomó la llave con su mano y la colocó en la puerta. Esta instantáneamente se abrió. Cuando miró hacia dentro despertó.

La oscuridad de su habitación le rodeaba. Ahí supo qué debía hacer para cumplir su deseo: pensó entonces que tener voluntad de emprender el camino para cumplirlo, saber tomar decisiones, poner todo el esfuerzo necesario para lograrlo, ser perseverante y no bajar los brazos. También entendió que a veces suceden cosas que nos prueban, en ese momento se sabre cuán importante es lo que quiero lograr, ¡no me por vencido ni aún vencido! Y luego, cuando esté por llegar a la meta siempre aparecen esas “oportunidades” falsas que lo tentarán para desviarlo de la meta. Al fin tendrá que alcanzar la llave de la puerta que le lleva al cumplimiento de sus deseos…

¿Y tú?
¿Ya has empezado a subir tu escalera de los deseos? ¿En qué tramo estás?






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Adriana Mabel Torres
Prof. Autorizada Memoria Celular Método Goncalves
Terapeuta Flores Silvestres de América





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HAY UN DÍA | PROGRAMA 100


AUDIO DEL PROGRAMA
  




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jueves, 2 de octubre de 2014

RELATOS Y CUENTOS: LA CULPA



El lobo feroz y la caperucita inteligente!!

Como cada fin de semana, la madre preparó una cesta con provisiones para la abuela y llamó a la niña para que se la llevase. Le ajustó la capita roja al cuello y le dio la misma recomendación de siempre:
- "No vayas por el bosque, ya sabes que hay un lobo malísimo que ya se ha comido a varios niños. Aunque sea más largo, ve por el camino del valle. No te detengas ni pierdas el tiempo. Deja las provisiones a tu abuela y regresa antes de la noche."
La niña hizo un mohín de fastidio, rumió algo así como «¡siempre lo mismo!» y partió. Pero esta vez no hizo lo de siempre: perdió el tiempo hablando con una amiga, estuvo tirando piedras a una charca y revolvió las mercancías de un vendedor ambulante sin comprarle nada. Cuando se dio cuenta no le quedaba mucho tiempo para volver antes de la noche, así que decidió acortar camino por el bosque. En realidad había estado allí cientos de veces, pero era la primera vez que lo hacía sola. Apuró el paso y trató de tranquilizarse, pensando que probablemente aquel lobo fuese una de las tantas mentiras que inventaban los mayores para evitar que los chicos hicieran lo que realmente les gustaba. Pero tras un buen rato de marcha oyó entre la espesura un aullido que le puso los pelos de punta.
Se detuvo unos segundos y miró alrededor. Le pareció ver que una sombra gris se deslizaba muy cerca, pero ya era tarde para volver atrás. Siguió andando y, esta vez a sus espaldas, oyó un gruñido de esos que hielan la sangre. Echó a correr mientras aquella sombra (ahora perfectamente nítida) parecía correr a ambos lados del camino. ¡Probablemente había más de un lobo!, pensó completamente horrorizada. Cuando por fin se detuvo, agotada por el esfuerzo, un inmenso lobo gris salió de entre los árboles y se colocó delante de ella, gruñendo de forma pavorosa y enseñando los colmillos.
- “¿Vas a comerme?”, preguntó la niña, mientras temblaba de miedo.
- “Por supuesto”, dijo el lobo.
La niña bajó la cabeza y pensó en su madre.
- “Soy muy poca cosa para un animal tan grande. Mira qué delgaditos son mis brazos”, murmuró mientras se levantaba la manga.
- “Es cierto”, gruñó el animal. “No vales mucho. ¿Qué llevas ahí?”
- “¡Oh, cosas de comer para mi abuelita!. No puede andar y tenemos que llevarle la comida. Si me prometes no comerme te dejaré algo.”
El lobo gruñó otra vez con fastidio.
- “Niña boba. Puedo comerte a ti y de postre lo de esa cesta.”
- “Es cierto, pero si me matas no tardarán en encontrarte y te matarán a ti. Eso tenlo por seguro. Mi padre es buen cazador. Ya no podrás vivir en paz. ¿Cuántas personas te has comido? ¿Acaso te gusta que todo el mundo te odie y te tenga miedo?” El lobo se echó sobre las patas y bostezó.
- “La verdad es que me he zampado unos cuantos, pero sólo lo hice para alimentar a mis lobitos, que se han hecho grandes y partieron. Ahora tengo que seguir matando para mantener el miedo.”
- “Sólo por lo que has hecho, ya estás condenado para siempre. Cualquiera que pueda te matará, y a medida que envejezcas serás como mi abuela. Sólo que nadie va a traerte la comida. Tendrías que buscarte otro medio de vida o serás siempre un fugitivo.”
El lobo estuvo un rato pensando y por fin dijo con un suspiro:
- “Bien, te dejaré partir si me dejas un par de esos pastelillos que llevas. ¿Pero qué he de hacer para que no me odien?”
- “Dejar de hacer maldades”, dijo la niña con resolución, mientras sacaba un par de pasteles y los dejaba a un lado. “Si sigues en las mismas no vivirás demasiado. Demuestra que no eres un cruel carnicero y podrás vivir en paz hasta que mueras de viejo.”
- “Así lo haré”, dijo el lobo, haciéndose a un lado.

Pasó el tiempo y, como en el pueblo corrió la voz de que aquel lobo feroz había desaparecido, la gente se atrevió a circular con normalidad por el bosque. Pero como también merodearon por allí vagabundos y ociosos, pronto descubrieron que había un lobo inmenso y terriblemente manso que cuando veía alguien trataba de esconderse en su madriguera o se ocultaba entre las matas. Y así fue como, al principio en son de broma y después por simple maldad, la gente comenzó a divertirse buscando al lobo para tirarle piedras y hacerle todo tipo de barbaridades.
Pero como aquel animal recordaba siempre los consejos de la niña, soportaba estoicamente aquel castigo mientras pensaba que se lo tenía merecido y que algún día estaría saldada su deuda y lo dejarían en paz. Una vez pasó por allí la misma niña y lo encontró tan malherido que tuvo que arrastrado a la cueva para curado.
- “¿Pero cómo has dejado que te hagan todo esto?”, le preguntó.
- “¿No me habías dicho que dejara de matar para saldar mi deuda?”, se quejó amargamente el animal.
- “Mira que eres tonto”, dijo ella. “Tener sentimiento de culpa no es lo mismo que tener vergüenza. La gente es la gente, y tú siempre serás un lobo, no lo olvides. Te dije que dejaras de matar, pero no que dejaras de gruñir.”





AUDIO DEL PROGRAMA QUE INCLUYE LECTURA DEL TEXTO





Adriana Mabel Torres
Prof. Autorizada Memoria Celular Método Goncalves
Terapeuta Flores Silvestres de América





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